Biografía del objeto provisional
Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación Nº 275
Ernesto Oroza, 2025
Artículo en línea:
Artículo en PDF: https://dspace.palermo.edu/ojs/index.php/cdc/article/view/12621/22087
Biografía del objeto provisional fue publicado de la página 295 a página306 en Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación Nº 275
Diseño decolonial y no excluyente: territorios, saberes y diálogos
Coordinación: Mariana Pittaluga (Universidad de Palermo. Argentina)
ISSN Impresión 1668-0227
ISSN Online: 1853-3523
DOI: https://doi.org/10.18682/cdc.vi275
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Notas para acompañar la presentación de articulo Biografía del objeto provisional para Revista Cuadernos. Agosto 1°, 2025
Agradezco a Mariana la posibilidad de contribuir en este cuaderno y de presentar hoy de manera somera las ideas contenidas en el artículo.
Actualmente trabajo como profesor en la escuela de arte y diseño de Saint-Etienne, en Francia, e integro uno de los grupos de investigación de la institución.
Dos aclaraciones:
1.
Desde los años 90 he sostenido una indagación de múltiples ejes, sobre la producción desarrollada en los hogares y calles cubanas para confrontar una interminable crisis económica y política, iniciada con la disolución del campo socialista del Este y la interrupción de las relaciones económicas, por lo general subsidiadas, que Cuba tenía con estos gobiernos. Cuando el bloque del Este desapareció, de forma gradual desde 1989, se hizo evidente la profunda dependencia económica en la cual el gobierno autoritario de los Castro había sumido al país. Hasta la fecha, aunque la narrativa del embargo es la más empleada, debido a la enorme propaganda del gobierno de la isla, el único responsable de la debacle es el poder castrista que ha instalado, por más de sesenta años, un régimen corrupto y autoritario.
2.
Aunque esta investigación se enfoca en prácticas desarrolladas en el contexto cubano, mi experiencia personal en otros países me empuja a afirmar sus ocurrencias en muchos otros lugares*.
Como reza el título de mi artículo me propuse un análisis “biográfico”, sobre un tipo de objeto acusado de un carácter temporal. Para este análisis experimenté con la metodología biografía del objeto. Un método literario propuesto por Sergei Tretiakov, poeta soviético y principal gestor del método factografía operativa.
Intentaré aquí ofrecer otras entradas a las ideas desarrolladas, pero por un problema de tiempo no ahondaré en el aspecto metodológico.
El artículo comienza con una presentación de lo que denomino objeto vicario o placeholder. A continuación, propongo la biografía del objeto de Tretiakov como un modelo, que, al ser ajustado a la especificidad de la creación de artefactos en la isla, puede ser útil en la elaboración de un análisis sobre estos objetos. Seguidamente desarrollé dos ejemplos breves de biografía del objeto, primero a un rasurador improvisado en las escuelas situadas en las zonas agrícolas de Cuba, donde yo estudié, y posteriormente experimento con una biografía de un ventilador provisional o vicario. El artículo concluye, provisionalmente, con un análisis sobre las posibilidades políticas de la imagen u objeto placeholder.
Ahondaré ahora en la noción de objeto vicario.
Se trata de un objeto capaz de ocupar provisionalmente el espacio de otro que ya no existe más por rotura o por falta de suministros. Durante los primeros años de la investigación se hizo común que las personas durante las entrevistas que realizaba se refirieran a sus producciones como provisionales. Si yo preguntaba por un asiento fuera de la casa, me decían: es provisional. Algo de coartada había en esas respuestas. Por una parte, mostraban cierta inconformidad con los rasgos de su producción, eran por lo general objetos improvisados y precarios. Y por otro lado justificaban cierta esperanza en la adquisición de un nuevo artefacto. En este sentido los objetos provisionales son vectores de cierto grado de utopía.
El “objeto provisional” devino un modo de existencia de la cultura material de la crisis.
Estos artefactos ocupaban todos los ámbitos y transcendían, en ambas direcciones, los límites del espacio privado y público. Había objetos provisionales hechos o traídos por obreros a los centros de trabajo, como única solución a un problema específico de la producción o de la fábrica. Había objetos creados desde la oficialidad que tenían ya ese carácter transitorio. En mi primer libro Objetos Reinventados incluimos una fotografía de una etiqueta para un envase de mermelada de guayaba que el propio gobierno consideraba provisional, y así lo había dejado escrito al frente como parte del diseño de esta. “El socialismo es un período de tránsito del capitalismo al comunismo”, o el eufemismo “Periodo Especial en tiempo de Paz”, empleado estratégicamente por el gobierno para nombrar la crisis, son términos que han alimentado una retórica de lo temporal y de lo transitorio.
Además de objeto provisional, como ya he comentado, empleo los términos objeto vicario y placeholder, ambos, además de aludir a una existencia temporal refuerzan la noción de sustitución que subyace la decisión de provisional en la producción cubana de la crisis.
El término placeholder por su parte proviene del diseño gráfico, se empleaba para los rectángulos negros que ocupaban, provisionalmente, las zonas destinadas a ilustraciones y fotografías en archivos de preimpresión. En informática se usa el término carácter de reemplazo para aquellos glifos, por lo general rectangulares, que ocupan el lugar de una tipografía ausente; y se usa además para variables, o textos temporales en código, que luego serán reemplazados por valores reales. En un sentido más amplio, un objeto placeholder es el que ocupa temporalmente un espacio vacío en una estructura, un discurso, una estructura social.
En este sentido muchos de los objetos creados en Cuba desde los años noventa para aliviar la severa crisis económica son objetos vicarios o placeholders que ocupan en la cotidianidad el lugar de otros objetos, ahora ausentes. Por lo general son artefactos difíciles de ocultar y que llaman la atención porque sus partes guardan rasgos de otras tipologías de objetos, aun reconocibles. Son objetos que pueden lucir, íntegra o parcialmente, fueras de lugar y tiempo.
Nuevos términos que estoy utilizando, no incluidos en el artículo, son catacresis y exaptación. La catacresis es una figura retórica. Es el uso, por necesidad, de una palabra traída de otro ámbito, a falta de un término que nombre correctamente. Muchas catacresis devienen metáforas lexicalizadas. Una de las catacresis americanas más comunes hoy es: “ratón de la computadora”. Cuello de botella, pata de mesa, son algunas de las muchas que habitan nuestras lenguas. No tenemos una palabra para esa parte de la mesa y convenimos en emplear una imagen del mundo orgánico para nombrarla, quizás a la espera de la creación en común de un término preciso. El poeta cubano José Lezama Lima considera a América, aunque quizás de manera muy general, tierra de catacresis. Refiere con esto a que el africano y el europeo no tenían en sus lenguas todas las palabras para nombrar el paisaje americano. Aunque asumieron muchos términos de las lenguas autóctonas por lo general necesitaron valerse de catacresis.
Muchos de los objetos provisionales operan a modo de catacresis. Son imágenes que describen, más que a un objeto, a aquello que verdaderamente deseamos o necesitamos y que aún no somos capaces de construir. Y esta catacresis deviene a su vez, una exaptación, el segundo término que empleo actualmente. Es un nombre que en biología apunta a un tipo desvío en el uso. Es el proceso por el cual una estructura de un organismo, que evolucionó originalmente como rasgo adaptativo a ciertas condiciones, una vez afincada, se utiliza y perfecciona con un nuevo fin, a veces sin ninguna relación con su «función» original. Se dice que la función estructural de los huesos, por ejemplo, es una exaptación de una reserva de calcio necesaria en algunos organismos invertebrados.
Catacresis y exaptación ofrecen una mirada distinta sobre los dos tipos de objetos provisionales que discuto en el texto. El primero son objetos que ocupan temporalmente el espacio ocupado por un objeto ausente, un ventilador, por ejemplo. El objeto que se crea en su lugar debe dar cuenta de la función del ventilador, hasta pronto podamos adquirir el artefacto original. El segundo término explica otro tipo de provisionalidad, el objeto ocupa el espacio de un artefacto que aún no existe en la cultura, apunta a una demanda concreta de la comunidad, pero no existen aun los medios para su consolidación por lo cual su constitución y apariencia es precaria y también provisional.
Para concluir. Los artefactos placeholders ocupan un vacío crítico en nuestra cultura material y alteran un paisaje social y urbano, regidos hoy por profesiones como el diseño, la arquitectura, ingeniería, entre otras. Considero que, en su ocupación, estos artefactos, nos lanzan preguntas de orden ético, estético, político y humano.
Con el objeto placeholder entran en escena otras agencias creativas que las “autorizadas” (entiéndase profesionales) para dar forma a nuestras ciudades. Entran, otros saberes, ritmos y escalas, otros rituales y, sobre todo, otras relaciones sociales.
Lo que ocurre, sin que nadie se lo haya propuesto, por el momento, es que este objeto provisional termina operando como un dispositivo crítico que al ser insertado en nuestra cotidianeidad contamina, corrompe, potencia, amplifica, desobedece o cuestiona las expectativas del espacio que ocupa.
¿Puede esta finalidad del dispositivo placeholder ser repensada desde una dimensión táctica para el diseño? Algunos ejemplos históricos de ese uso crítico y táctico fueron analizados en el artículo.
*No conforme con los términos “sur global”, “otros sures”, etc. prefiero, aunque sea más extenso, nombrarlos como: lugares donde las prácticas coloniales de extracción y explotación afincaron doctrinas de consumo subyugantes, y resistentes a esfuerzos de soberanía tecnológica y política.